PRIMER PERIÓDICO DE LITERATURA AGRESTE

SEGUNDA TEMPORADA NÚMERO 8-ENERO-09

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Las Marías.

      Es impresionante, algo tiene esta foto que me acongoja de inmediato y me da ganas de llorar, tal vez de risa, pero también un llanto dulce y largo por todas las penas pasadas y futuras que tiene el hecho de existir. Y es que aunque cargan en ellas toda la desolación de lo humano y lo divino, también llevan escondido en algún pliegue profundo de su cuelgue algo muy luminoso. Es eso que llamamos la chispa de la vida. Y no sé si es esto último lo que más ganas de llorar me da al verlas.
     Cuando las vi aluciné. Supe luego de ellas, leyendo el artículo bajo la foto, que vivieron en Santiago de Compostela, que las habían llamado las Marías pero que se llamaban Coralia y Maruxa. Coralia era la menor y más alta y al parecer la más tímida. Maruxa era la mayor a pesar de ser la más pequeña y la que llevaba la voz cantante. Habían sido personajes emblemáticos de la ciudad y a su muerte se les levantó una estatua en la entrada del Parque de la Alameda. Claro que su historia había sido triste. De familia anarquista, con apenas veinte años, desde el inicio de la guerra fueron objeto de torturas y violaciones por parte de los fachas hasta mediados de los años cuarenta, para que confesaran donde estaban sus hermanos huidos, o para entretener sus horas aburridas los muy hijos de puta. A raíz de eso dice la voz popular que se volvieron locas. Pero de su locura ellas hicieron un faro de libertad en esos años grises. Repintadas y envueltas en colorines se dedicaban a pasear y eran ellas las que piropeaban a los hombres. Decían que todos se enamoraban de ellas y flirteaban con los estudiantes. Eran costureras y de eso trabajaban con su madre pero lo tuvieron que dejar porque la gente dejó de llevarles trabajo para no significarse en aquellos tiempos de represión. Sin embargo parece que la gente dejaba dinero en ciertas tiendas que luego les daban provisiones gratis. Cuando a finales de los 60 se les hundió el tejado una suscripción popular recaudó 250.000 pesetas, el entonces valor de un piso. Maruxa murió en el 80 y Corali se fue a La Coruña con otra hermana, pero no paraba de preguntar cuál era el camino para volver a Santiago. Murió tres años después. Y eso era todo lo que decían de ellas.   
     Nenas, si no os hubiera encontrado no habría tenido ánimo de seguir con esto. Yo también me veo hecho un fantoche con mis critiqueos estrafalarios ante un mundo de falsa corrección  homologada según norma. Pero voy a ponerme los colorines más chillones que encuentre por mi almario y voy a echarme de nuevo pa'la red. Vaya dedicada a vosotras la reaparición de El Berrido Barrancario.

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