EL
HIJO PUTA DEL GENIO. En la fría noche de invierno estaba
escribiendo cuando apareció de pronto y dijo: soy el Genio, pídeme lo que quieras y te
lo concederé. ¡Quiero
dinero! !Quiero dinero! !Quiero dinero! ¿Dinero? ¡Sí,
dinero dinero dinero! ¿Sólo
dinero?, qué decepción ¿No quieres fama, triunfo, ni siquiera eso que dices que tanto
te entusiasma, lo de la obra bien hecha, lo de la realización en la obra, y lo de las
mieles del reconocimiento con las que tanto te gusta endulzarte el cerebro? ¡Dinero!
¡Déjate de polladas! !Dinero! Que sin dinero no hay reconocimiento que valga ni
realización que satisfaga, ni obra que esté bien hecha. Dinero. Qué éxito más
reconocido quieres que una cuenta de unos cuantos miles de millones en el banco. Y, ¿te
puedes imaginar el éxito sin un duro? Pues yo no quiero un tal éxito. Ya le pueden dar
por culo. No ¿No eres el Genio del Papel?, pues dame dinero. Di
ne ro. Que
es lo que quiero y por eso lo necesito. O es lo que necesito y por eso es lo que quiero.
Hoy día no hay otra cosa que valga. El dinero. Si de verdad eres el Genio, dame dinero. ¿Nada
más? ¡No,
dame también la salud y el amor, no me jodas! ¡Oye,
tú eres muy listo! Pues claro ¿Y tú no eres el Genio?,
pues cumple tu trabajo. Y
desapareció dejándole en una bolsa una caja de prozac, un bote de viagra, y un número
de lotería de navidad.
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