De la sexualidad de los grandes saurios.

(Fragmento de Ge-no-meando)

 

 

Yo es que alucino, Genomo. Hoy viene en el periódico una frase que ha dicho un iguanodonte franquista. Un miembro tuyo, rancio facha, que está ya hecho una momia pero que todavía sigue con el rollo del gobierno allá en sus tierras húmedas donde parece que hay muchos de su espe­cie. El tío va y dice que el matrimonio entre homosexuales agravará muy seriamente el problema que España ya tiene planteado puesto que pronto será el país más envejecido del mundo.

     La cosa tiene tela. A nada que se piense. Aunque los simples de mollera puedan pensar que el exabrupto tiene lógica. (Perdón, acabo de caer en que no son los simples de mollera los que pue­dan creer en la lógica de exabruptos tales, sino los hideputas cerebrales sin vergüenza como él. Un simplón seguro que vería más claro y más pronto el falso racionamiento que eso indica).

O sea que supone el preclaro prócer que la ley de legalización total de la cosa homosexual va a hacer que haya más bolleras y más maricones. Tantos más como para hacerse notar en las esta­dísticas de nacimientos. Lo cual es seguramente incierto. Todo lo más lo que va a conseguir es que haya menos homosexual cohibido y por lo tanto menos matrimonios de falsete, esos sí en muchos casos con posibles hijos. De eso siempre ha habido y, aunque es de prever que seguirá habiendo es posible deducir que si no hay ningún prejuicio al homosexualeo pues haya quizás menos. La pregunta es, ¿supone el líder visionario que hay tanto marido maricón y tanta esposa bollera en los matrimonios actuales como para que si se ve libre la población de tener que ejercer ese engaño vayan a verse “seriamente” dañadas las es­tadísticas de natalidad? Pudiera ser, pudiera ser, pobrecillos, yo siempre he sabido que eran bastantes pero nunca se me ha pasado por la ca­beza pensar que fueran tantos como para poner en un brete la continuidad de la ralea española. A lo mejor tiene razón el dinosaurio y resulta que la mitad de su generación ha estado haciendo hijos mientras ejercía su homosexualidad en el pecado de su pensamiento durante la masturbación escondida incluso al propio ego. Y entonces digo yo, ¿y cómo coños puede tener él acceso a dato estadístico tan personalmente secreto? De lo que deduzco que muy posiblemente, lo que el incons­ciente del pobre reprimido esté intentando decir­nos desde la fisura de su senilidad, es que él se ha pasado su vida procreando porque no pudo haber sido de otra forma, y que otra cosa hubiera hecho desde luego si hubiera podido ejercer la coyunda con varón, en vez de tirarse tanto tiempo meneán­dosela en el vater con el mango del cepillo del pelo metido por el culo.

Enrique López

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