Copirraigs, copirraigs. Pues claro que de alguna manera esto tiene copirraig. Esto es creación de El Barrancario. O sea Yo. Aunque no todo, claro. Aparte de fotografías y ciertas cosas claramente pilladas de por ahí, en cuanto al núcleo verbal, en definitiva, los dioses, si es que existen, sabrán exactamente qué es lo que exactamente es mío y lo que haya podido venirme dado por los otros. Algo en fin indesentrañable siempre. Y desde luego, en definitiva, carente de interés si se actúa de buena fe. Quizás las ideas nunca sean nuestras y nos vengan dadas por una placenta común situada en vete a saber qué galaxia. Lo de copiar, al fin, es siempre algo relativo. Lo malo es cuando se copia por la cara. Cuando el copión fusila, o lo hace en plan chungo, como ladrón furtivo, rastrero, y sin vergüenza cósmica. Que de eso hay mucho y mucho tengo encontrado en el día a día de la vida esta. En cuanto a mí, pienso que lo que pueda ser mío, si es que en el mundo del Magín puede existir el posesivo, por mí, mejor cuanto más se difunda, se propague, se entremezcle, se interaccione, se utilice y se confunda por ese mágico mundo, claro. Por supuesto que la figura del copión existe y me repugna. Y en algún momento cuando pienso esa posibilidad me preocupa. Ese copión hijo puta, chupón nato, mediocre genético, que pilla de todos los lados y que de todos lados roba lo que después llama suyo en su interés, sin una chispa de duda y con especial regodeo. Por supuesto que me asquea, imaginarme tales ratas pillando con deshonra de aquí aunque sea una palabra. Pero enseguida me digo que lo que sea mío, si es que verdaderamente algo hay, lo será siempre aunque lo llegaran a utilizar vilmente. Es un suponer. Y lo seguiría siendo aunque consiguieran unirlo a sus nombres, o incluso hacerlo suyo con un copirraig de esos legales y todo y llegara yo a quedarme sin el derecho de su uso. Si es que una cosa tal pasara o pasase a pasar. Que casos se han dado, se dan y se darán en este mundo. Y que tal cosa, oye, en definitiva sería un logro, para la vanidad eterna de mi ego. Y ese tipo de copirraig es el que tengo y el único que siempre he considerado autentico. O sea, que encantado si utilizas, reproduces, difundes y comentas. Y de que si te gusta y lo comes lo metabolices cuanto quieras. Pero hazlo bien. Procura citar de donde viene y si te animas coméntame que te ha gustado tanto como para eso, que eso, oye, me pondrá la hostia de contento. |